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La independencia de Mexico todos los pasos de esta

LOS INICIOS

La invasión napoleónica aceleró el comienzo de la lucha por la independencia. Al descontento de los criollos se unió la oposición de los peninsulares respecto al nuevo emperador; este hecho fue aprovechado por aquéllos mediante una seria de insurrecciones, primero, hasta el desarrollo de la guerra, después. La independencia se veía la única opción para establecer un gobierno libre, capaz de administrarse y dirigirse por sí mismo, porque la corona española ya no se ocupaba sus territorios y tenía sus propios problemas.



LOS ACOTECIMIENTOS DE LAS CAMPAÑAS DE HIDALGO Y MORELOS
Las conspiraciones surgieron tan pronto como se supo de la invasión de José Bonaparte. El 15 de septiembre de 1808, Francisco Primo de Verdad, Francisco Azcárate y fray Juan de Talamantes se alzaron contra el virrey José de Iturrigaray y, desconociendo al ayuntamiento de la ciudad de México, propusieron la creación de una junta de Gobierno, semejante a las que funcionaban en España contra el invasor, con la esperanza de que le poder pasara al pueblo, es decir, a los criollos ricos. La relación de los peninsulares no se hizo esperar. Temiendo que la colonia se independizara con ello, se acabara sus privilegios, encarcelaron a los rebeldes. Este acontecimiento demostró a los, criollo que los medios pacíficos serían insuficientes para la lucha; en consecuencia a partir de entonces, empezaron a organizarse y a conspirar.


Esta conspiración tenía conexiones con la de Querétaro, que fue la de mayor trascendencia porque en ella se encontraba con la de Querétaro, que fue la de mayor tracencendencia porque se encontraba los líderes de la insurrección: Miguel de Hidalgo y Costilla, Ignacio Allende, Ignacio Aldama, Juan Aldama, Mariano Abasolo, Mariano Jiménez, entre otros.



LAS FAMOSAS CAMPAÑAS DE HIDALGO
La conspiración de Querétaro fue descubierta el 15 de septiembre de 1810 y provocó que se adelantaran el acontecimiento para la lucha. Josefa Ortíz, esposa del corregidor Miguel Domínguez, avisó a Allende que la conjura había sido descubierta, y éste a su vez previno a Hidalgo, quien se apresuró a organizar la rebelión y a iniciarla durante la madrugada del 16 de septiembre del mismo año.

Miguel Hidalgo era párroco del pueblo de Dolores, de la intendencia de Guanajuato. Ex alumno de los jesuitas, poseía una gran cultura y fortuna; fue profesor y rector del colegio de San Nicolás en Valladolid. Se había distinguido por sus labores a favor de los indígenas y las castas, a quienes había enseñado alfarería, la cría del gusano de seda y las primeras letras. De ahí fuera seguido por unos 600 hombres y la insurrección se convertiría en un movimiento popular y no sólo la de un grupo de criollos inconformes.

Llamó a misa y desde el púlpito un discurso en contra del mal gobierno, invitando a la unión y a la rebeldía conjunta. A este acto se le conoce oficialmente como "Grito de Dolores". En poco día de reunir a más de 100,000 criollos, mestizos y otras personas dedicadas a la minería, agricultura y los obrajes.

Hidalgo salió de la iglesia con su ejército. En atotonilco adoptó la imagen de la Virgen de Guadalupe como estandarte de la lucha y el grito de la multitud fue desde ese momento: "Viva Nuestra Señora de Guadalupe" ¡Mueran los Gachupines!.

Luego de vencer una escasa resistencia, entró en San Miguel el Grande, donde sele unió el ejército de Dragones de la reina que comandaba Allende. Después partieron a Celaya y Salamanca. Tomó la capital de Guanajuato después de un intenso y sangriento combate en el que destacó la actuación de un minero apodado El Pípila al incendiar la puerta de la Alhóndiga de Granaditas para facilitar la entrada a los insurgentes. El mismo hidalgo castigó severamente tales excesos con la pena de muerte. Los obispos de Michoacán, Jalisco, Nuevo León, Oaxaca y Puebla excomulgaron al cura y a sus colaboradores, pero cuando arribó con su ejército a Valladolid, logró retirada la excomunión.




BATALLA DEL MONTE DE LAS CRUCES
Después de Valladolid Hidalgo se dirigió a la capital del país, pasando antes por le monte de la Cruces, el cual divide a Toluca del Valle de México. Ahí sostuvo un duro enfrentamiento con las tropas realistas. El triunfo dejó el camino libre a la ciudad. Pidió hablar con el virrey, pero, antes de saber si iba a ser escuchado, ordenó la retirada por temor a que el ejército del español Félix María Calleja estuviera ya en camino y su tropa quedara cautiva en plena ciudad, atrapada y sin municiones suficientes para hacerle frente. Probablemente también dio esa orden por miedo a que sucedieran hechos parecidos a los de Guanajuato, o porque se carecía de un plan y un sistema de ataque efectivo. Los cierto es que el pueblo los esperaba como libertadores.




BATALLA DE ACULCO
Estos temores fueron aprovechados por Calleja, que se enfrentó a los rebeldes los derrotó en una región llamada San Jerónimo de Aculco, en Querétaro. De los 80,000 hombres victoriosos del monte de las cruces, sólo quedaron unos 40,000. Hidalgo se dirigió entonces a Valladolid Allende a Guanajuato, pero éste fue rechazado y obligado a huir hacia Guadalajara, donde pretendía unirse a aquel.

Entre las medidas decretadas por Hidalgo estaba la confiscación de los bienes que pertenecía a los españoles, el reconocimiento del uso de las tierras como derecho exclusivo de sus dueños. Entre otras acciones políticas, invitó a los criollos a dejar el ejército español y unirse al insurgente. Fundó el periódico El Despertador Americano, para hacer llegar a la población las noticias sobre el nuevo gobierno y el alcance de la lucha independentista.




BATALLA DEL PUENTE CALDERON
En Guadalajara, Hidalgo organizó su ejército con unos 100.000 hombres, que se enfrentó al de Calleja en Fluente de Calderón. Después de seis horas de combate y cuando la batalla aún no estaba decidida, estalló una granada sobre un carro de municiones; esto causa pánico, desorden y finalmente la derrota de los insurgentes. Calleja entró victorioso, a la ciudad de Guadalajara el 21 de enero de 1811.



RETIRADA AL NORTE DEL PAIS
Debido a este fracaso, Hidalgo dejó el mando de las tropas insurgentes, en la hacienda de Pabellón, cerca de Aguascalientes. Al mando de una parte de la tropa, Hidalgo se encaminó hacia Zacatecas, pero como no tuviera el apoyo deseado y apenas había logrado reunir algún dinero para la causa, continuó hacia el norte donde fue aprehendido definitivamente.

Más tarde los caudillos y un ejército de unos 2,500 hombres con Ignacio López Rayón a la cabeza, pretendieron llegar a Estado unidos en busca de municiones para la lucha, y no las consiguieron. Fueron aprehendidos en Norias de Baján. La tropa fue sometida a un consejo de guerra y enviada a Durango. Hidalgo, Allende, Aldama y Mariano Abasolo fueron enviados a Chihuahua donde se les condenó a muerte. Hidalgo fue ejecutado el 30 de julio de 1811. Las cabezas de Miguel Hidalgo y Costilla, Allende, Aldama, y Jiménez se conservaron en sal por los practicantes del hospital, y tras una larga peregrinación por Chihuahua, Zacatecas, Lagos, León y Guadalajara, fueron fin colocadas, en octubre, en los cuatro ángulos de la Alhóndiga de Granaditas, en Guanajuato.



LAS CAMPAÑAS DE MORELOS

La muerte de los principales caudillo de la independencia no acabó con el movimiento. Éste fue continuado, por Ignacio López Rayón y, al sur, por José María Morelos y Pavón, quien daría la organización, estrategia y carácter militar que no había tenido entonces.

Rayón reunió tropas insurgente dispersas y desorganizadas por la muerte de Hidalgo. De Coahuila pasó a Zacatecas pero, perseguido por Calleja, sé transado a Michoacán, y en Zitácuaro formó una junta de Gobierno para unir y reorganizar el ejército y para establecer un gobierno libre; para ello expidió un Manifiesto a la Nación, este documento fue enviado a Morelos, que lo rechazó porque no estaba de acuerdo conque Fernando III siguiera gobernando a la colonia, como proponía la junta de Gobierno.

En el año de 1810 el cura del pueblo de Carácuaro, José María Morelos y pavón, se enteró que en pueblo de Dolores, el cura Miguel Hidalgo, acaudillaba una rebelión en búsqueda de la libertad. Morelos sale en busca de los insurgentes. Hidalgo reconoce a su exalumno y dicta un nombramiento que decía: "Por el presente, comisiono a mi lugarteniente D. José María Morelos, para que en la costa del Sur Levante tropas, procediendo con arreglo a las instrucciones verbales que le he comunicado", la muerte de los principales caudillo de la independencia no acabó con el movimiento. Éste fue continuado, por Ignacio López Rayón y, al sur, por José María Morelos y Pavón, quien daría la organización, estrategia y carácter militar que no había tenido entonces. Rayón reunió tropas insurgente dispersas y desorganizadas por la muerte de Hidalgo. De Coahuila pasó a Zacatecas pero, perseguido por Calleja, sé transado a Michoacán, y en Zitácuaro formó una junta de Gobierno para unir y reorganizar el ejército y para establecer un gobierno libre; para ello expidió un Manifiesto a la Nación, este documento fue enviado a Morelos, que lo rechazó porque no estaba de acuerdo conque Fernando III siguiera gobernando a la colonia, como proponía la junta de Gobierno.

Al sur Morelos formó un ejército, cumpliendo las indicaciones que tiempo atrás le dictara Hidalgo. Utilizó como táctico militar la rapidez para actuar y la sorpresa como rama de lucha; al mismo tiempo hizo uso de las guerrillas en todos los pueblos para reforzar más ataques. Morelos había sido alumno de Hidalgo en el Colegio de San Nicolás; en 1799 se hizo sacerdote y destacó por su labor a favor de los pobres. Salió del curato con tan sólo 25 hombre para ponerse al servicio del movimiento rebelde; su antiguo maestro le ordenó insurreccionar y tomar el puerto de Acapulco.




PRIMERA CAMPAÑA DE MORELOS
En Octubre de 1810 Morelos salió de Carácuaro con 25 hombres armados con algunas escopetas rumbo a la costa, a su ingenio militar, Morelos ganó adeptos en todo el territorio; pronto se le unieron varios caudillos que fueron de gran ayuda. Durante tres meses Morelos organiza lo necesario para la lucha gracias a grandes sumas de dinero que recibía y que se manejaba en beneficio siempre de la causa. Adquirió provisiones como pólvora y otras cosas, la situación del país se presentaba muy favorable para los insurgentes, el virrey Venegas daba instrucciones a Calleja y le informaba sobre la inseguridad que se vivía en la ciudad de México, ya que estaba rodeado de insurgentes que interceptaban con actividad; las comunicaciones estaban interrumpidas tanto en Veracruz como en Acapulco, en Tecpan, los hermanos Pablo, José Juan y Hermenejildo Galeana; en Chilpancingo, Miguel, Victor, Máximo, Leonardo y Nicolás Bravo, y en Tuxtla, Vicente Guerrero.

Con ellos llegó al puerto de Acapulco e intentó apoderarse de él, ya que era de suma importancia por ser el lugar clave del tráfico comercial con Filipinas y del envío de mercancías a la ciudad de México; . Pero no logró dominarlo, sino sólo mantenerlo aislado. Marchó a Chilapa, Guerrero, y ahí se dedicó a adiestrar al ejército, disciplinario y fortalecerlo Militarmente.




SEGUNDA CAMPAÑA DE MORELOS
En esta campaña, la finalidad de Morelos era avanzar hacia el centro del país y llegar a la capital. Divide a sus hombres en tres partes, una abajo las órdenes de Miguel Bravo y Valerio Trujillo, pretenda avanzar al centro del país y llegar a la capital. Dividió al ejército: él se dirigía a Puebla y México, Miguel Bravo y Valerio Trujano a Oaxaca, y los Galeana a Toluca; dejó una parte de la tropa cerca de Acapulco, por si se podía reiniciar la lucha. Morelos y los Galeana cumplieron su cometido, Valerio Trujano logró entrar a Huajuapan, en Oaxaca, pero Miguel Bravo no consiguió su propósito.

Ante tal acometida, el virrey ordenó a Calleja que detuviera al avance de los rebeldes. Mientras tanto, Morelos y su ejército habían tomado Cuautla e instalado una fortificación para vencer a Calleja, hasta entonces había ganado todos los encuentros contra los insurgentes. Éste, al ver que no podía vencerlos en combate, intentó dominarlos por hambre; los cercó durante 73 días, esperando la rendición que no iba a llegar; incluso les ofreció un indulto que Morelos no aceptó. Todos los pobladores apoyaban a los insurgentes; hasta se cuenta la historia de un niño, Narciso Mendoza, que disparó un cañón contra el enemigo, al ver a los suyos tan cerca de la derrota. Con todo, en la ciudad nadie pensaba rendirse.

En esta campaña se le unen valiosos hombres, entre otros, los curas José Manuel Herrera y Mariano Matamoros, quien llegaría a ser lugarteniente, junto Hermenejildo Galeana. Cuando Morelos vio la imposibilidad del triunfo y que la ayuda de víveres y municiones no llegaba, se vio obligado a romper el sitio y abandonar el lugar donde se encontraban con pocas bajas del ejército insurgente. Volvió a Chilapa, Guerrero, y ahí inició su siguiente campaña.




TERCERA CAMPAÑA

De Chilapa partió a Huajuapan para ayudar a Valerio Trujano. Luego de la Victoria en ese lugar, estableció su cuartel general en Tehuacán, Puebla, que fue un lugar estratégico porque comunicaba con el puerto de Veracruz y las ciudades de México y Puebla.

Morelos reanuda sus acciones sobre Puebla, Veracruz y Jalapa, con un merecido prestigio. Después de varios enfrentamientos con los realistas, atacó Orizaba y dio un duro golpe al gobierno español, quemó todas las reservas de tabaco existentes, recogió todo el armamento militar y obtuvo más de $300,000 en plata y alhajas.

La dificultad para entrar al centro del país orilló a Morelos a marchar sobre Oaxaca, donde consiguió un vigoroso triunfo. Ahí organizó un gobierno provisional y fundó el periódico El correo Americano del Sur, cuyo propósito era difundir la doctrina revolucionaria.

Esta estabilidad y los éxitos obtenido por Matamoros y Bravo en Puebla y Veracruz animaron a Morelos a tomar Acapulco, lo cual logró en 1813. Tales victorias fortalecieron la causa insurgente y le dieron mayor esperanza de triunfo.






CUARTA CAMPAÑA DE MORELOS

Antes de iniciar la siguiente campaña, Morelos había establecido las bases del gobierno mexicano. En ese año (1813), Calleja fue nombrado virrey; ello trajo un recrudecí miento de los ataques realistas contra el insurgente. Después de haber instalado el Congreso en Chilpancingo y con el deseo de ampliar sus conquistas, Morelos pretendió llegar a Valladolid, en combinación con Bravo y Matamoros. Pero Calleja ordenó la derrota del caudillo, objetivo casi logra, de no ser porque Morelos dividió su ejercito para evitar el desastre; en ese percance cayó prisionero Mariano Matamoros.

Una vez concentradas las tropas, Morelos se pone al frente de su ejército; mientras tanto los realistas reciben refuerzos y se realizan el cambio de mando, el cual debía ser entregado a Calleja.

A pesar de sus logros, Morelos poseía un alto sentido de respeto y disciplina a la autoridad, ya que se subordinó a las órdenes que él mismo había creado y que había depositado y encomendado en los representantes que la Constitución establecía, Desanimado por esto, Morelos el Congreso y se fue a Acapulco, donde permaneció inactivo hasta 1815. En este sitio se enteró de las persecuciones y recuperación de algunos territorios por parte de los realistas. Calleja lo acosaba sin descanso, obligándolo a huir a distinto lugares, hasta que los atrapó en las cercanías de Puebla y Guerrero, en pleno combate. En Temalaca, Morelos fue hecho prisionero por Manuel de la Concha. Lo traslada a la ciudad de México para ser juzgado, pues la iglesia lo consideró como hereje y enemigo cristiano. Fue conducido a México para ser juzgado y fusilado en San Cristobal Ecatepec, el 22 de diciembre de 1815.

LA ETAPA DE LA RESISTENCIA

La muerte de Morelos dejó al movimiento insurgente sin un jefe capaz de acaudillarlo. Los combates se sucedían aislada y desordenadamente. El Nuevo virrey, Juan Ruiz Apocada, que sustituyó a Calleja debido a sus crueldades y excesos, prometió el perdón a los insurrectos si entregaban las armas; muchos de ellos lo aceptaron, pues creyeron perdida de lucha Esto fue un golpe para los que seguían luchando, ya que cedieron varios territorios que antes se había ganado, como el puerto de Boquilla de Piedra que permitía la entrada de Armas y municiones procedentes de los estados fronterizos.

Precisamente es esos momentos llegó a México el español Francisco Javier Mina, que sabía del movimiento y quería dar ayuda en su patria y de ser expulsado de ésta por oponerse a Fernando VII En el destierro conoció a fray Servando Teresa de Mier, quien le habló del movimiento de Independencia; de esta manera, Mina vio la posibilidad de luchar contra el gobierno tiránico del rey.

Mina no obtuvo en un principio gran aceptación popular; incluso se le veía con desconfianza porque sus intereses políticos no correspondían a la del pueblo inconforme. Cuando Mina regresó al fuerte del Sombrero, el Virrey Apodaca, temeroso de que sus triunfos lo volvieran más fuerte y difícil de detener, ordenó atacarlo duramente, sitiando el fuerte.

Por más Mina trató de romper el sitio no lo logró porque fue acorralado por la escasez de víveres y municiones; entonces decidió salir del lugar para traer recursos, pero no consiguió regresar. Mina viajó a Guanajuato, pero, como ya se encontraba muy fatigado, se refugió en el rancho El Venadito, donde él y Pedro Moreno fueron sorprendidos. Moreno murió en la lucha y Mina fue prisionero; luego fue sentenciado a muerte por un consejo de guerra y fusilado el 11 de noviembre del año 1817.

A la muerte de Mina, los fracasos continuaron, los lugares fortificados, como el fuerte de Palmillas en Veracruz o el de Jaujilla en Michoacán, cayeron en manos del enemigo, lo mismo que jefes como Rayón y Bravo, que fueron condenados a cadena perpetua. Después una nueva etapa de lucha estaba cerca, Guadalupe Victoria Peleaba en Veracruz, mientras Vicente Guerreo lo hacía en las montañas del sur. Guerrero tenía experiencia en la insurgencia; había combatido bajo las órdenes de Galcana y Morelos, quien lo consideró un hombre 1" y valiente, cualidades que no tardó en demostrar.

Guerrero libró muchas batallas con éxito. En 1812 siendo apenas capitán derrotó al español Llano, lo que le valió seguidores para la causa insurgente; en 1815, con el grado de coronel, obtuvo en Tiapa una gran Victoria; en 1816 derrotó a los realistas en el cerro de Piaxtía. Debido a sus victorias, fue nombrado general en jefe de las tropas del sur, sostuvo una lucha en casi oda la zona del río balsas y la costa del sur, que le proporcionó valiosos recursos para la lucha. Mientras tanto el brigadier Armijo renunció a su cargo porque no pudo detener el avance de las tropas sureñas, que afianzaron la acción bélica del insurgente hasta la consumación de la independencia.




CONSUMACION:

Factores políticos que influyeron en la consumación;


LA REVOLUCION CONSTITUCIONALISTA EN ESPAÑA


A Principios de Siglo XIX España se hallaba convulsionada debido a la ocupación de su territorio por le ejército francés, por le encarcelamiento debido a la ocupación de su territorio por le ejército francés, por el encarcelamiento de Fernando VII y por la imposición de José Bonaparte como gobernante.

Los patriotas españoles organizaron la lucha para deshacerse de los franceses y de paso terminar con el gobierno absolutista, basándose en las ideas de los ideólogos de la Ilustración. Además, organizaron juntas que gobernaran al país en la ausencia de su monarca. Las Cortes reunidas en Cádiz, en 1810, habían redactado una constitución de enfoque liberal, en la que se declaraba a los pueblos como soberano y a las Cortes de cómo su representante, limitándose la autoridad del rey. La constitución de Cádiz fue jurada y promulgada el 30 de septiembre de 1812, y se dispuso que también fuera aplicada a las colonias americanas.

Al regresar Fernando VII de su cautiverio en Bayona, Francia, en marzo de 1814, fue recibido con bastante entusiasmo por el pueblo español, y aunque tuvo que atacar la Constitución, la suprimió el 4 de Mayo siguiente e hizo desaparecer a la Cortes, ordenó la persecución de los liberales y recuperó el carácter de monarca absoluto, Ante esta situación, las logias masónicas comenzaron a actuar, decidiendo terminar con la tiranía, para lo cual hicieron labor de proselitismo en el ejército y prepararon una revolución. En enero de 1820 el coronel Rafael Diego, comandante del batallón de Asturias, se pronunció en contra del rey y le exigió el restablecimiento de la constitución.

Cuando lo ocurrido en España se empezó a conocer en México, el virrey Apodaca se las arregló para evitar que se difundieran las noticias del movimiento revolucionario español, pues no deseaba acatar la Constitución. Pero su esfuerzo fue en vano, ya que en Veracruz los liberales se lanzaron a la calle y presionaron al gobernador García Dávila, logrando que proclamase la nueva ley.

Apodaca al ver lo que sucedía lo mismo en otras ciudades, se dispuso a actuar de igual manera. Así, el 31 de Mayo jura y hace jurar la Constitución a las autoridades; además, toma el nombre de jefe político superior y capitán general, como correspondía a la nueva situación leal. Poco después convocó a elecciones municipales y estableció la libertad de imprenta.

Lo anterior causó mucha inquietud entre los españoles peninsulares y demás partidarios de la monarquía, pues las nuevas leyes constituía una amenaza para sus privilegios. Comenzaron a organizarse para separarse de España y dar continuidad a su situación. Desde luego que sus ideas independentistas se alejaban de las de los insurgentes, al no perseguir el mejoramiento de las condiciones socioeconómicas de la población, sino de su bienestar personal.

Los criollos, por su parte, propagaban las ideas liberadoras a través de diversas publicaciones; entre los periodistas de ese momento destacan Carlos María Bustamante y José Joaquín Fernández de Lizardi, el pensador mexicano.

EL PLAN DE LA PROFESA

Los españoles inconformes, entre ellos el virrey, se reunían en el templo de la profesa para conspirar, siendo el dirigente principal el canónigo Matías Monteagudo El plan consistía en separarse de España, impedir la aplicación de la constitución de Cádiz y ofrecer el trono a un miembro de la familia real española. Para los efectos del plan eran necesarios los servicios de un militar español que les inspiraba confianza; por tanto, se propuso al coronel Agustín de Iturbide, quien se había distinguido por ser muy combativo en las batallas que sostuvo contra los insurgentes.

Coincidencias y contradicciones en la alianza de las fuerzas encabezadas por Guerrero e Iturbide

Alrededor de Iturbide, nuevo centro de atención, se fue conformando un partido integrado por miembros del alto clero, propietarios de minas y grandes haciendas, comerciantes, autoridades y, desde luego, altos jefes militares. Los conjurados de la Profesa lograron que Iturbide tuviera el mando del ejército del Sur. Con este apoyo y con más efectivos militares, Iturbide se lanzó en contra de Guerrero y Pedro Ascencio, pero al resultar derrotado y después de evaluar la situación – que no era favorable – decidió aliarse con Guerrero para lograr la independencia, para lo cual concertó entrevista con los jefes insurgentes, hasta que logró reunirse con Guerrero en Acatempan el 10 de febrero de 1821. Guerrero representaba la lucha por la consecución de los ideales de los primeros insurgentes; deseaba obtener la independencia para que cambiara el modo de vida de los mexicanos y ya no dependieran de la corona española, formando una nación gobernadora con leyes liberales y democráticas.

Iturbide, por el contrario, quien representaba a la corriente conservadora, era oportunista que aprovechaba todas las ocasiones para colocarse ventajosamente, aunque para ello tuviera que atropellar los intereses y derechos de los demás. Quería la independencia, pero únicamente para las clases privilegiadas conservaran su situación y él pudiera obtener su correspondiente recompensa.

EL PROGRAMA POLITICO DE PLAN DE IGUALA
El día 24 de febrero de 1821 se firmó el Plan de Iguala. Entre sus puntos importantes tenemos: La religión Católica sería la única aceptada en el país. La Nueva España sería independiente de cualquier otra potencia.

Su gobierno seria una monarquía constitucional, a cargo de un miembro de la casa de Habsburgo. Todos los habitantes tendrían la categoría de ciudadanos y el derecho a ocupar cargos públicos, según sus méritos. El gobierno así forrado sería protegido por el ejército de las tres garantías. Religión, independencia y Unión.

Iturbide y Guerrero encontraron al Plan de Iguala por parte de los absolutistas, encabezados por le virrey, quien decidió enviar tropas a combatirlos. Sin embargo, gradualmente diversos jefes militares se fueron sumando al Plan y se enfrentaron a los realistas, hasta dejarles únicamente las ciudades de México y Veracruz. Estando así la situación, el 30 de julio desembarcó es este puerto Juan O´donojú, que había sido nombrado virrey, en situación de Apodaca. O´donojú al darse cuenta de que no podría de tener el rumbo del acontecimiento, decidió buscar un arreglo con los Insurrectos, para lo cual se reunió en Córdoba con Iturbide. Se acordó reformar el Plan de Iguala, obteniendo como un resultado que se firmara el 24 de agosto los tratados de Córdoba. Entre los asuntos pactados figuran:

Sustituir al posible monarca Habsburgo por uno de la casa de Borbón.
Nombrar a la nueva nación como Imperio Mexicano.
Considerar a O´donojú para ocupar un puesto en la nueva junta provisional de gobierno.
Para consumar la ansiada independencia sólo faltaba entrar en la capital, en la que se encontraba fuerzas del ejército español al mando del mariscal Novella. O´donojú, según los tratados, arregló la salida de esas tropas y se preparó la llegada del ejército trigarante para el día 27 de septiembre. El día 24, no obstante, Vicente Filisola había arribado a la capital con cuatro mil hombres, siendo el primer jefe del ejército independentista en llegar, Tres días después entraron las fuerzas trigarantes, con Iturbide al frente. Éste se dirigió al Palacio, en donde, junto con O´donojú, presenció el desfile de las tropas y asistió a la celebración de los servicios religiosos en la catedral. Iturbide, dirigiéndose a los ciudadanos, dijo: "Ya sabéis el modo de ser libres; a vosotros toca señalar el de ser felices".