Ya en Chihuahua, Ángel Abella, comisionado como Juez por el comandante general de las provincias internas interrogó al Cura Hidalgo quien prometió decir verdad en lo que supiere y fuera preguntado. Si bien no se le dijo la causa de su prisión, se supone que es por haberse levantado para independizar de España la entonces llamada Nueva España.
Hidalgo confesó haber aprehendido europeos a las cinco de la mañana del 16 de septiembre de 1810, sin más novedad que la de unos cintarazos que se le dieron a don José Antonio Larrincia (Larrinúa); haber levantado al ejército; haber fabricado moneda en Zacatecas; haber construido cañones y armas, fabricado municiones, y depuesto autoridades, europeas o criollas, que no seguían su partido. Persiguió a muchos de éstos y sólo había muerto el Intendente.
Se le imputaron delitos de alta traición, crímenes y asesinatos, sedición, conspiración, y le obligaron a firmar una retractación por "sus errores cometidos contra la persona del Rey y contra Dios".
El proceso se alargó, con 43 declaraciones de mixto fuero. Se le colocó entre los amantes de las ideas de la ilustración y se le condenó a la degradación.
En un altar arreglado con un crucifijo sobre él en medio de dos `cirios encendidos. En una plataforma se colocaron cuatro sillones, viendo al público y dándo la espalda al altar, en los cuales se sentaron el Ministro de la degradación y tres prelados asistentes. La orden dada por Francisco Javier Olivares, Obispo de Durango la ejecutó el doctoral del mismo obispo, Francisco Fernández Valentín. Con sádica paciencia se realizó la ceremonia.
Con un cuchillo rasparon las manos y las yemas de los dedos a Don Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga Mondarte Villaseñor al tiempo que se exclama:
Te arrancamos la potestad de sacrificar, consagrar y bendecir, que recibiste con la unción de las manos y los dedos...
el hábito clerical y te desnudamos del adorno de la Religión y te despojamos; te desnudamos de toda orden, beneficio y privilegio clerical; y por ser indigno de la profesión eclesiástica, te devolvemos con ignominia al estado de hábito seglar...
Luego con unas tijeras se le cortó algo de cabello y un peluquero terminó la operación, haciendo desaparecer la tonsura al tiempo de que se le decía:
Te arrojo de la suerte del Señor, como hijo ingrato, y borramos de tu cabeza la corona, signo real del sacerdocio, a causa de la maldad de tu conducta.
Al final del ceremonial de la degradación le entregaron a los jueces de la curia. El juez Abella le conminó para que expusiera las razones que tuvo para sublevarse contra el Rey y contra la Patria. El embargo de la condena fue:
Excomunión y pena de muerte para Miguel Hidalgo. Por profesar y divulgar ideas exóticas: partidario de la Revolución Democrática Francesa. Por disolución social: al pretender independizar a México, del Imperio español. En consecuencia, por traidor a la Patria.
30 de julio de 1811
martes, 23 de marzo de 2010
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